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17 febrero, 2010

TRAVESURA EN LA COLONIA

Filed under: CUENTOS — la calandria @ 21:34
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Vacas pastando en potrero

Cierto día, a media mañana, en una chacra de la Colonia de Puerto Rico, Misiones, Argentina, donde vivía una familia de colonos con muchos hijos chicos y, uno de ellos cometió una “travesura” un poco dañina con uno de sus hermanitos. La madre fue avisada del hecho y se lo comunicó al padre,   quien, muy presto  escuchó con atención a todos los que, a los gritos,  llegaron hasta él para agregar detalles de lo sucedido.

gallinas comiendo maiz en el gallinero

Mientras, el niño travieso seguía los pasos de la acusación desde un escondite secreto de la casa para saber qué pasaría con él,  y sin perder tiempo,  su mente tejía estrategias para salvarse del inminente castigo. Al ver que todos sus hermanitos aportaban cada uno su testimonio y, ninguno le favorecía, entonces, se adelantó a esconderse en algún lugar premeditado.

Luego de haber escuchado las quejas, el padre salió decidido al patio  a impartir la reprimenda al chico travieso y… ni el rastro encontró. Entonces, pidió a sus hermanitos que lo buscaran por donde fuera y que le dijesen que viniera a hablar con él para “arreglar cuentas”. El rastrillaje fue en vano. El chico no apareció por ningún lado.

tambo

En la chacra había monte, campo, arroyo, plantaciones de pinos, yerba, mandioca, maíz, tabaco, parral, álamos, gomeros, peras, manzanas, paltas, etc. Además había un amplio galpón para almacenar tabacos, maíz, zapallos y, a la vez, para resguardar el tractor y la camioneta. Al costado, a unos cincuenta metros, un tambo, un chiquero y un gallinero. Alrededor de la casa, para resguardo del viento y para proveer sombra al patio, había varios árboles frondosos.

La paciencia del padre se puso en marcha y decidió esperarlo. En algún momento tendrá que volver, pensó. El día transcurrió no sin sobresaltos y preocupación por el niño “fugado”.

portón de entrada al potrero de animales

El atardecer llegó y, los demás chicos aprovechaban la última claridad del día para jugar en el patio, frente a la casa. De pronto, uno de ellos escuchó un ruido y vio que una rama del árbol se movía y se movía…

-Papá, papá, acá en éste árbol hay una comadreja. – denunció el chico y todos se agolparon para verlo,  aunque , la oscuridad ya no lo permitía.

El padre escuchó la alarma y a pasos ligeros fue al dormitorio a buscar la linterna y la escopeta para liquidar al animal dañino. No sería la primera vez que el ágil y activo animal visitara el gallinero. Entonces, el padre decidido enfocó la potente linterna al árbol en busca del depredador, y se encuentra con una tremenda sorpresa: el niño travieso estaba sentado en la horqueta del árbol muy cansado y temblando.  Allí pasó todo el día temeroso del castigo.

La madre, al ver que el hijo estaba bien, intercedió ante el padre para que no lo castigara, dado que ya bastante sufrió escondido entre las ramas del árbol.

Por suerte todo terminó en risas y felicidad , no sin antes,  de parte del padre y la madre le dieran al niño una buena advertencia de que no repitiera esa travesura.

Aquí puedes ver unas imágenes del patio de la casa de colonia

AUTOR:

Marcelino Ruiz –Noviembre 2008

Puerto Rico – Misiones – ARGENTINA

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